CREO, SI, CREO QUE UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE. Vangelis - The parting

miércoles, 27 de noviembre de 2013

No es que me fastidie


  



No es que me fastidie ver la hilera de coches caros y con choferes, en ocasiones hasta uniformados, esperando la llegada del político de turno que a menudo llega de viajar desde o va a viajar hacia otro lugar diferente del habitual de su residencia , viaje que pagamos nosotros, los que por decreto ley y estoicismo nos apretamos el cinturón para paliar el desastre de sus derroches, nosotros los que ya no tenemos derecho a quejarnos so pena de que las fuerzas de seguridad dl estado nos propine una paliza, los que no podemos denunciar evidentes injusticias por miedo a acabar arruinados a base de descomunales tasas judiciales. Los que no tenemos derecho a ser pobres porque nos multan. NO, tampoco es que me fastidie verlos llegar con la sonrisa amplia, los zapatos carísimos, los trajes a medida, los maletines de piel de la buena y en los rostros esa insultante expresión de satisfacción que, a juzgar por los resultados, a menudo no se corresponde con la que se pudiera tener por un trabajo digno y bien hecho, sino que percibo, se me antoja, estoy casi segura de que es esa expresión que ponen algunos especímenes de la especie humana cuando se sienten superiores al resto de sus compañeros de especie . Esos a los que les están robando impunemente por el solo hecho de ir en un coche supermegalujoso cuando en el mismo medio de transporte han llegado personas con dificultades de movilidad que tienen que hacer malabarismos para usar un transporte adecuado, madres provistas de carritos de bebé, bebé a cuestas y niño pequeño en mano, más maleta o bolso a las que nadie espera en un coche nuevo, cómodo y espacioso, personas enfermas, desempleados, personas tristes de tanto perder cosas de manera injusta por leyes injustas y métodos elegantemente ilegales propiciados por un gobierno corrupto, viejecitos recién despojados de su pensión y que tienen que hacer uso del transporte público con sus pesados horarios, para llegar a sus casas y , si tienen suerte tomar sus medicinas y comer calentito.
NO, no es que me fastidie, ES QUE ME INDIGNAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!


 Teresa Delgado © 2013

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domingo, 24 de noviembre de 2013

ANGUSTIAS CALLEJAS NO SOMOS MACHOS, PERO SOMOS MUCHAS



Angustias se despertó en casa de su hermana, Leticia, una mañana soleada del noviembre que pondría el broche de oro a la trayectoria laboral de la señora Callejas. Así es como llamaban a Leticia en el instituto en el que trabajaba y así se reconocía ella: como una señora aunque no se había casado; entendía la profesora que una vez certificada vía DNI su mayoría de edad, era un anacronismo ser nombrada como señorita .Inteligente y con sentido de humor había aprendido a disimular el profundo desprecio que le producían los comentarios en esta dirección, que décadas tras décadas escuchaba in crescendo, cuando se dirigían a ella, en un intento, por parte del interlocutor de turno (de eso sí era consciente) de hacer gala de educación y delicadeza .Eran comentarios que, involuntariamente, la encerraban en el país de nunca crecerás, en el reino de las señoras a medio hacer y donde Leticia no encontró jamás su lugar. No era mujer de diminutivos porque `si tenía que elegir, optaba por todo lo que ella consideraba que la hacía creer y por tanto mayor, lo cual no era un daño colateral sino la consecuencia lógica del paso del tiempo. A base de ensayo y error (reconocía que mas de errores que de ensayos) descubrió que aunque compartía el planeta con objetos inanimados y otros seres vivos (vegetables o animales) ella, al ser persona, se diferenciaba de aquellos porque su vida se revestía con los ropajes de la valoración, el compromiso, la creatividad y la libertad, es decir, con las telas de la dignidad. Por eso cuando hablaba con su hermana Angustias no dejaba pasar ocasión para comentarle que, por ejemplo, le encantaría disfrazarse en carnavales del personaje popularizado por Tyrone Power y después por Antonio Banderas y Catherine Z Jones, pero que seguramente si le preguntaran por su disfraz y ella dijera que le divertía ir vestida de zorra tendría que aguantar miradas, gestos, palabras y desgraciadamente alguna agresión porque supuestamente habría dado vía libre al atentado contra su integridad física o mental.
Angustias la escuchaba, la quería y casi la entendía pero le parecía que tenía una mente demasiada rebuscada. Ella utilizaba el arte para transitar los caminos secundarios que permiten contemplar el paisaje desde otra óptica, con una distancia que posibilita el control. Aun así la admiraba y pensaba Angustias que su hermana Leticia solo unos años menor, no dejaba de sorprenderla; así recordó cómo apuntaba maneras, cuando siendo una prometedora estudiante de matemáticas, utilizaba un lema que durante años repitió y que por alguna razón le vino a la cabeza esa mañana de noviembre con el sol como invitado a desayunar. La consigna decía “A la lucha, a la lucha, no somos machos pero somos muchas”. Angustias dio gracias a la persona anónima que tuvo la feliz idea de juntar una preposición, dos nombres, un verbo, un adverbio, un artículo y una conjunción adversativa para construir un coselete protector que impida que cualquier persona (por ahora en un 95% de los casos mujer) sea considerada un objeto al que se le puede infringir cualquier maltrato físico, psicológico, económico, sexual o social tal como si de un objeto se tratara.
Angustias paseó con Leticia. Dos hermanas, dos señoras, dos mujeres, dos personas. Eran dos …. pero en realidad eran muchas. Buena semana.

 Pilar Arteaga Fuentes
angustiascallejas.blogspot.com/


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