Este blog está EN CONSTRCCIÓN, como estamos nosotros y la propia vida. Técnico Superior en Integración Social. Narradora oral. Terapeuta cráneo sacral.Máster y COACH de PNL. DOULA. Maestra de Reiki USUI Y KUNDALINI. MATRIX.Monitora y creadora de talleres socio-educativos y/o terapéuticos. Aprendiz de POETA y escritora. Aquí y ahora te invito a inventarnos en este espacio con un objetivo común: LA INTEGRACIÓN Y LA CONCIENCIA SOCIAL.
CREO, SI, CREO QUE UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE. Vangelis - The parting
miércoles, 20 de febrero de 2013
Alzheimer
Personas aflgidas de Alzheimer
" Dado que esta aflicción cerebral no daña el músculo cardiaco ni otros órganos vitales, los afectados se mantienen vivos ocho años, de promedio, y algunos hasta veinte, siempre que reciban cuidados constantes y atención médica. En consecuencia, el coste emocional y social que supone la asistencia de estos pacientes es muy alto. Los familiares cuidadores, mujeres en su mayoría, realizan un trabajo extremadamente duro de dedicación exclusiva. Son voluntarios altruistas que economizan al Estado miles de millones, pero casi siempre pagan su abnegación con agobiantes desajustes en sus vidas y un grave desgaste personal.
Se ha demostrado que el 43% de los cuidadores de personas con Alzheimer padece depresión, el peor ladrón de la felicidad. Esta proporción supera al índice de abatimiento que experimentan quienes cuidan de otros enfermos desahuciados, como pacientes terminales de cáncer. Son múltiples las dificultades que implica el cuidado durante años de estos enfermos profundamente enajenados que han perdido el contacto con la realidad. Los familiares de las víctimas de Alzheimer no sólo pierden a una persona que conocían y amaban, sino que además tienen que soportar la amargura y la impotencia que supone asistir a alguien que, a todas luces, ya ha muerto. De hecho, la mayor parte de los parientes y amigos atraviesa la encrucijada del duelo antes de que ocurra la muerte biológica de su ser querido. Otro aspecto que hace especialmente ardua su tarea es que los enfermos no tienen la capacidad de percibir ni agradecer los sacrificios de sus familiares. Y dada su longevidad, estos dolientes no son catalogados de terminales, por lo que no suelen recibir suficientes cuidados paliativos que minimicen sus síntomas y faciliten la labor de sus acompañantes."
(Luis Rojas Marcos es profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva )
Como dijo Oscar Wilde. "... a menudo los grandes acontecimientos de la vida lo dejan a uno impasible, se diluyen en la consciencia y, cuando una piensa en ellos, se tornan irreales. Las propias flores rojas de la pasión crecen en el mismo prado que las amapolas del olvido".
http://youtu.be/skdPcpHMi4s
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